martes, 16 de agosto de 2011

VERSOS LIBRES: NACIÓN ACORRALADA


"La poesía es el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos." Tagore


Sufrimiento y agonía latente
y en lo más hondo de mi ser
dolor, angustia, miseria y sed
Entrañas desgarradas, luz apagada
¿Por dónde seguir? Cómo avanzar? ¿A dónde ir?
Deseo de lo imposible, de lo inalcanzable
y mi ser golpeado, magullado sin piedad
por los mayores enemigos de esta humanidad
Nadie mira por este ser, no sé qué será de él
El cansancio cada vez mayor, el dolor inabarcable
No hay fuerzas, no hay esperanza, no queda aire.
Sola, confusa, dolorida y amargada
Abandonada, engañada, olvidada y traicionada
No hay deseo de seguir, no puedo sino sufrir
no hay motivo de esperanza, no hay luz al final,
no hay sol, no hay posible ni fugaz suerte,
no hay vida, no me queda sino la muerte.


sábado, 30 de julio de 2011

LOS BUENOS TIEMPOS NO VOLVERÁN, PERO MAÑANA SERÁ OTRO DÍA


“El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”. Winston Churchill


       Ignorancia o ineptitud? El que esta semana algún político apoyara a través de su twitter propuestas sociales de lo más variopintas me hace plantearme si a estas alturas de la película aún hay alguno que no se entera de qué va el juego.


       Lo cierto es que da igual. Si es ignorancia, no hay tiempo para aprender, y si es ineptitud tampoco hay tiempo que perder. Así, que mi contribución a la causa es sugerir intentar aumentar la efectividad. Para ello les recomiendo leer el libro Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva por Stephen R. Covey.

       Y me centro en el hábito Nº3: El de Gerencia Personal. Poner lo primero, primero. Ocuparse de lo importante y urgente en primer lugar, de lo importante después y de lo que no es importante ni urgente olvidarse por completo.

       En la situación actual, tenemos varios asuntos importantes y urgentes: la credibilidad española en el panorama internacional, la crisis de deuda, el paro,… No centrar todo nuestro tiempo y esfuerzo en buscar soluciones prácticas a solventarlos no es eficaz. Perdemos el tiempo.

       Se adelantan las elecciones. Y menos mal. A España le falta tiempo; con más de 350 “pulsaciones”, no es que este al borde del colapso cardíaco, es que, como reviente, va directa a la UVI por coma profundo.

       Así que el momento es inmejorable para hacer que en los próximos meses todos los partidos pongan las cartas sobre la mesa durante la campaña electoral. Y mi petición es que, por una vez, se muestre el panorama real sin photoshop ni ese aroma edulcorado que le imprimen los políticos.

       Tan claro, como lo ha hecho el Sr. Mas-Collel Consejero de Economía de Cataluña cuando propone a los funcionarios trabajar “igual por menos” o “más por lo mismo” para intentar ajustar los presupuestos comunitarios.

       Y que los sindicatos dejen de hacer el paripé y se pongan a remar en la misma dirección. Y si no lo hacen, es que tampoco se enteran. Porque no hay que tener muchas luces para darse cuenta que a nadie le agradan medidas de ese tinte, pero es que más vale que nos vayamos mentalizando y acostumbrando, porque hemos sobrepasado el punto en que son necesarias. Estamos en lo importante y urgente.

       Los buenos tiempos no volverán. Y vale ya de vender cortinas de humo. Y basta ya de demagogias y engañar al personal. Porque no decir la verdad, o decirla a medias puede tener peores consecuencias que la mentira. Porque las expectativas son poderosas, y si no se cumplen, duelen porque volverán en plan sopapo con la mano abierta en toda la cara. Y si no, que se lo pregunten a los mercados.

viernes, 31 de diciembre de 2010

JAULAS DE ORO Y HUCHAS ROTAS

“El gobierno es bueno cuando hace felices a los que viven bajo él y atrae a los que viven lejos.” Confucio



       Los matices, los detalles, las excepciones son importantes. Lo son, porque pueden llegar a cambiar radicalmente la perspectiva general. Por ejemplo, el sueño americano está basado en el esfuerzo, la capacidad individual y la oportunidad. El que es bueno – en cualquier área – y pone toda la carne en el asador triunfará porque el sistema va a poner los medios necesarios para que el potencial individual se desarrolle a su máxima capacidad. Existiendo, además, una segunda vía- a través del empeño, persistencia y esfuerzo individual - para aquellos que no son excepcionalmente buenos. El que trabaja, se esfuerza, se sacrifica, finalmente tiene su recompensa. La lógica del sistema es transparente. Los incentivos funcionan, y gracias a dicho sistema EEUU ha sido la primera potencia mundial a partir de mediados del S.XX y principios del S.XXI.

       Pero aquí vienen las excepciones. Y para ilustrarlas un ejemplo: Filadelfia, la ciudad del amor fraternal, la ciudad en la que se firmó la constitución americana, la ciudad en la que se encuentra una de las mejores escuelas de negocios del mundo. Filadelfia también tiene uno de los mayores índices de criminalidad de EEUU, especialmente significativo el de asalto a mano armada (con pistola). Vivir en el campus de la Universidad de Pennsylvania, donde se encuentra Wharton, es como vivir en una espaciosa y hermosa jaula de oro. Existe policía privada que te escolta a tu domicilio a partir de ciertas horas, patrullas circulando por el campus 24/7, y un concienzudo despliegue de medios para informar a los estudiantes de las medidas de seguridad (desde horas en las que no es conveniente usar los transportes públicos a cómo actuar en caso de ser asaltado, pasando por consejos de cómo andar por la calle, qué hacer en caso de ser perseguido, teléfonos de ayuda…) Para alguien no acostumbrado a tales niveles de seguridad, el panorama resulta realmente perturbador, y aún con el paso de varios meses, uno no acaba de acostumbrarse a esa “tranquilidad artificial”.

       ¿Por qué se ha llegado a ese punto? Bueno, está claro que cualquier tipo de altercado o incidente a un estudiante de dichas escuelas crearía una publicidad no deseada para dichos centros, pudiendo dañar la reputación de los mismos. Aumentar las medidas de seguridad mediante recursos privados crea, por otro lado, un negocio adicional que genera empleos, mueve dinero, genera riqueza. El aumento de la seguridad es la consecuencia y forma de atajar un problema, pero ¿cuál es la causa? Tristemente, en las metrópolis de todo el mundo existe delincuencia. Probablemente exista una correlación entre tamaño y número de incidentes. Pero en el caso americano de ciudades como Filadelfia existe un detalle diferente al resto de ciudades que he conocido. Mientras que en otras ciudades también existen rateros, drogadictos, bandas callejeras, etc., en Filadelfia encuentras un número muy importante de indigentes durmiendo en las alcantarillas, paradas de autobús, estaciones; pidiendo a la salida de las sucursales de bancos, restaurantes y cafeterías, y también subidos a un banco dando discursos o simplemente chillando. La diferencia es que muchos de los indigentes en Philly son personas enfermas, con problemas psicológicos graves. La cruel y dura realidad es que este tipo de personas, están alejadas de la mano de Dios. Porque si no trabajas, no tienes seguro social; si no tienes seguro social, no tienes acceso a tratamientos; si no te tratas, no puedes trabajar ni integrarte en la sociedad… y se forma una espiral sin fin. Aunque haya refugios para indigentes, esa no es la solución a mi modo de ver. El sistema americano es fácil de entender, eficiente; pero tiene una fuga: ¿qué pasa con las personas que no pueden valerse por sí mismas? Si tienen familias que se hagan cargo de ellas, vale. ¿Y si no? El capitalismo radical tiene muchas cosas positivas, pero los fallos del mismo quedan patentes cuando se ve a plena luz del día la convivencia de la riqueza y pobreza más absoluta juntas en el mismo lugar.

       Es entonces cuando realmente fui consciente de la joya que tenemos en Europa, de todos los avances sociales y el estado de bienestar conseguido. Cuando se nace y se crece con algo, uno cree que es lo normal, que viene “de serie”. Siempre se ha dicho que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, entonces se valora de verdad. Yo tengo un poco de sentido común, y entiendo que hemos roto el cerdito que teníamos, esa hucha en la que se iba almacenando el esfuerzo de una población activa para el disfrute de los que más lo necesitan. Pero ya no cabe duda ni en Alemania, ni en Francia, ni en España, ni en ningún país europeo. No hay hucha lo suficientemente grande –y con reservas necesarias– como para sostener lo insostenible. ¿Y por qué es insostenible? No hace falta ser nobel en economía para entenderlo. Las generaciones de los años 40 y 50, empezaron a trabajar con 14, 16, 18 años. Estas familias tenían varios hijos, con lo que la cantidad de monedas que iban cayendo en el cerdito eran considerables. La esperanza de vida era mucho menor; al haber menos población anciana los gastos en pensiones, sanidad eran menores. Conclusión: las monedas que salían de nuestra hucha eran menos de las que sacábamos para nuestras necesidades. ¿Y ahora? Una gran parte de la población estudia carreras universitarias, los jóvenes nos incorporamos a la vida laboral cada vez más tarde. Gracias a los avances médicos y a la mejora de la calidad de vida nuestra esperanza de vida ha aumentado considerablemente. Prejubilaciones a los 50, y cada vez tenemos menos niños. El flujo de monedas a través del lomo de nuestro cerdito es cada vez menor, pero necesitamos exprimirle cada vez más. Las reservas se están agotando, hay quien ha llegado a romper la hucha. Las cuentas no salen.

       En el campus de la universidad de Pennsylvania ciertos estudiantes afirman que la policía acaba siendo parte de tu paisaje habitual; el ir de puerta de origen a puerta de destino en taxi, parte de tu día a día; y que a las personas indigentes con problemas esquizofrénicos llegan a no verlas. Es un mecanismo de autodefensa, supongo. Unos espejos entre los barrotes de tu jaula de oro que te modifican la forma en que ves la realidad, porque asumirla es demasiado duro. Sin embargo, yo me resigno a asumir eso. Mi conciencia no me lo permite. No quiero olvidarme de lo que he visto. Quiero que quede grabado en mi retina y tenerlo siempre presente, porque es una reflexión que debemos hacer. Qué quieres y el precio a pagar por ello. Yo lo tengo claro, no es necesario que nadie me lo insinúe. Trabajaré hasta los 67, 70 o lo que sea necesario o mi cuerpo aguante, lo que llegue antes. Porque ese es el precio.

       Estoy de acuerdo con Confucio. Pero a la vista de la situación actual yo añadiría a su cita: “y es sostenible a corto, medio y largo plazo”. Sí, y ya sé: el que algo quiere, algo le cuesta. No es un asunto sencillo, porque hay muchas connotaciones. No todos somos iguales, ni tenemos la misma historia, ni somos de la misma generación, ni hemos aportado lo mismo, ni todas las profesiones son iguales… Reformas va haber que hacer, queramos asumirlo o no. Lo realmente peliagudo del caso es cómo se van a llevar a cabo para que sea de la manera más justa y equitativamente posible. Como ya he dicho: los detalles, los matices, las excepciones son lo importante.

domingo, 10 de octubre de 2010

ESPAÑA-CATALUNYA. CATALUÑA-ESPANYA

“No preguntemos si estamos plenamente de acuerdo, sino tan sólo si marchamos
por el mismo camino”. Johann Wolfgang Goethe



     Soy española. Con apellidos como Boada, Camarero, Martínez y Ochoa, por mis venas corre sangre aragonesa, castellana, catalana, gallega, murciana y vasca. Y eso, habiendo sólo escudriñado en mi árbol genealógico hasta mis bisabuelos. De ahí, que no sólo no entienda eso de los nacionalismos, sino que es algo me parte el corazón, que realmente me hace sufrir.

     Cuando resido en el extranjero defiendo con orgullo el ser española y dentro de España me tira más mi ciudad natal. Eso no significa que no aprecie el resto de regiones, reconozca su particular riqueza o las defienda y ensalce cuando sea oportuno. El sentimiento de pertenencia local es complementario con el nacional, no excluyente.

     Por eso, la situación a la que se ha llegado en España me entristece profundamente. Me siento en medio de una guerra entre hermanos -donde se ha llegado incluso a promulgar la pureza de sangre- y en donde yo no encajo en ninguno de los bandos, puesto que soy claramente mestiza.

     Consciente de que el tema es extenso y dado que las elecciones catalanas están al caer, quiero centrarme en el nacionalismo catalán. En mi opinión, hay varios factores que han llevado a desembocar en la situación actual: inexistencia de un punto inicial de referencia aceptado por todos los implicados, exceso de emotividad y escasez de perspectiva.

     ¿Dónde situamos el origen? Si nos centramos en lo político, el estatuto de 1931 podría parecer razonable, pero quizás excesivamente escaso. Siguiendo con el razonamiento político, los que defienden que Cataluña pertenecía al reino de Aragón, serán increpados que Cataluña comenzó siendo un condado en el S.XI. Para ampliar algo más la perspectiva, pensemos en el catalán como lengua formada de la disolución del latín alrededor del S.X. Pero, ¿por qué parar en la lengua? Podemos seguir tirando del hilo, ¿Por qué no remontarnos a sus primeros habitantes? Aquellos que colonizaron Cataluña hace 25.000 años. Entonces, estos pre neandertales procedían muy probablemente de Atapuerca*… Y aunque fuéramos capaces de llegar a un consenso, ¿es eso lo que importa? ¿Cuándo empezó todo?, ¿o lo que Cataluña realmente es y representa con todas sus connotaciones políticas y culturales?

     Para mí el problema reside en cómo políticos, periodistas y demás profesionales que viven del asunto han utilizado la estrategia más rentable para cado uno de ellos: la de la manipulación de las emociones. Radicalizando, las emociones están a flor de piel y cuantas más emociones entren en juego más irracional la gente se comporta, mejor se manipula y más se vende.

     Hablando con amigos que tengo en uno y otro bando he comprendido que el resentimiento existente en la mayoría de los casos no viene de rechazar la idea del reconocimiento de Cataluña como nación o de la no aceptación de Cataluña como parte del estado español. Los nervios están a flor de piel debido a las percepciones que se han formado en uno y otro bando. Tras consultar según qué medios de comunicación nacionales, muchos catalanes piensan que existe una animadversión generalizada hacia ellos, que "España" no les aprecia. De ahí un sentimiento natural y humano de decir, “ni nosotros a ellos”. Por otro lado, los medios catalanes en su afán empresarial de hacer la mayor caja posible postulen una estrategia que vienen siendo la de barrer para casa: “Conseguir lo mejor para Cataluña: lo nuestro, nuestro es; y de ti, todo lo que pueda sacar”. Lo que hace que se perciba por mucha gente desde fuera de Cataluña una declaración abierta de que el resto es menos merecedor o inferior.

     A nadie le gusta ser discriminado, a nadie le resulta agradable que le hagan de menos. Y lo cierto es que si analizan los medios de comunicación nacionales y catalanes uno piensa que hablan de realidades diferentes, puesto que las connotaciones que se sacan de cualquier suceso son tan subjetivas y radicales que distorsionan completamente la realidad. Unos viven en un blanco impoluto, los otros en un negro cerrado, y lo cierto es que la realidad es sencillamente gris. Resentidos unos, no se sienten queridos, sino envidiados e incluso odiados. Los otros, ultrajados, menospreciados por el hecho de que los otros piden más porque dicen valer más, ser mejores. Una anécdota reciente al respecto es el comentario de Sergio Ramos a un periodista de un canal catalán. Increpa con ironía si quieren que responda en andaluz, molesto por la pregunta anterior hecha en catalán. Analizando la situación objetivamente, su reacción es puramente humana. Hace ese comentario porque se siente excluido. No habla catalán, no ha vivido en Cataluña; ¿es objetivo calificarle de inculto? ¿Va a apreciar más a los catalanes una vez le han etiquetado con los despectivos calificativos que circulan por la red? ¿Realmente llegamos a algún lado así?

     No entro en quién ha empezado o provocado la situación. Actualmente la bola de nieve ha llegado a tener dimensiones desorbitadas, y esa es la situación en la que nos encontramos. La cuestión no es quién empezó, la cuestión es si existe voluntad de cambiar para mejor, para ambas partes.

     Un ejemplo radical de lo que la manipulación de las emociones puede llegar a causar es el caso de los extremistas islámicos. Aprovechando la emotividad de personas que han sufrido, que es el caldo de cultivo de acciones irracionales, se incitan suicidios que implican la matanza de inocentes. En el fondo, estos dirigentes extremistas manipulan en busca de su propio beneficio. Y es lo que ocurre en nuestro país con muchos políticos. En vez de suicidios persiguen el voto radical para conseguir su escaño, su seguridad y confort. ¿Y qué hay de lo mejor para Cataluña? No creo que escándalos como el del Palau sean lo que Cataluña entiende como mejor para sus intereses…

     Por otro lado, el problema de tener a la gente distraida de lo que realmente son problemas mayores y centrada en ciertos aspectos desvirtuados a conveniencia del que los menciona (y esto curre tanto en un bando como en el otro), es que se pierde la perspectiva. Y los árboles no nos dejan ver el bosque.

     Considero que el planteamiento de la mayoría de los partidos políticos en Cataluña, no es el adecuado. Esto no es una tarta que haya que repartirse y cuanto mayor sea la porción que consiga mejor para mí. El que piense así está muy equivocado, y está yendo en contra de su propio beneficio. Esto no es un pastel, esto es una selva. Y Cataluña es un cazador. Un cazador por sí mismo puede obtener un conejo; cuatro cazadores juntos, un tigre. Ningún cazador por sí mismo podría llegar a obtener un tigre. Es lo que tiene las sinergias, y de esto es de lo que no nos estamos aprovechando, y nos perjudica a todos. Es tan irracional el punto al que hemos llegado que aunque muchos políticos catalanes juren y perjuren que hacen lo mejor para Cataluña, los hechos demuestran lo contrario. Se me ocurren dos ejemplos.

     En un mundo tan competitivo como en el que nos encontramos, en el que la formación es fundamental, ¿no quieren los catalanes tener una universidad prestigiosa, potente y que ofrezca a sus estudiantes cuantas más herramientas mejor para enfrentarse con éxito al mercado laboral una vez finalizados sus estudios? ¿Por qué entonces querría Cataluña exigir a los profesores y catedráticos hablar en catalán? Mediante esa medida se está privando a los estudiantes catalanes de la posibilidad de disfrutar de los mejores docentes, sean estos de la procedencia que sean. Aunque mediante esta medida sólo se estuviera perdiendo un único catedrático castellano competente, ¿qué necesidad hay de dicha pérdida?

     El otro ejemplo viene de la mano de decisiones empañadas por las emociones encontradas, y es referente a la abolición de los toros. Y no entro en el tema de los que estén en contra por cuestiones de protección del derecho de los animales, totalmente de acuerdo. Lo quiero enfocar hacia aquellos que lo han defendido porque consideraban una forma de rechazo hacia lo “español”. He aquí una acción totalmente irracional: el deseo de machacar al otro mientras se perjudica uno mismo. ¿O a caso los bares y comercios alrededor de la plaza de toros no son catalanes también? A todos esos pequeños y medianos negocios se les va ha privar de los ingresos durante las ferias, esos que son los que les hacen seguir a flote. La eliminación de las flamencas del stock de suvenires de las tiendas viene a ser lo mismo, puesto que ¡el mayor fabricante de estos objetos es una empresa catalana!

     En el extremo opuesto, aquellos que entienden que dos consiguen más de lo que dos pueden conseguir individualmente. Existen ejemplos, y es significativo que éstos sean precisamente exitosos empresarios. El ejemplo más reciente sería la alianza formada entre El Bulli y Telefónica. Entre los criterios que Ferrán Adriá tenía en mente estaba el de promocionar “la marca española” y de ahí que Telefónica fuera uno de las potentes candidatas, y finalmente la elegida. Pero hay más, la selección española de fútbol es otro ejemplo de que un grupo unido puede obtener aquello que sería imposible de forma individual. Lo que aplicado al tema de las flamencas sería en el caso de aquellos turistas que vengan con el estereotipo de España buscando la figurita en cuestión, al empresario de dicho comercio catalán se le abre la posibilidad de poder vender adicionalmente una sagrada familia o unos castellers. De esta forma, no hay flamenca, no hay venta.

     En conclusión, cuando nos encontremos ante alguien que piense de forma diferente a nosotros, no estaría mal que intentáramos averiguar su “punto de origen”, dónde se cimienta su razonamiento; y tener presente que muchas de las percepciones (tanto las propias como la de los demás) están basadas en sucesos transmitidos de modo subjetivo. Porque si uno se para a hablar con la gente llana y escuchar sus opiniones, lo cierto es que el pensamiento generalizado es que España ama a Cataluña, y Cataluña necesita a España. Pero esta no es la opinión que se escucha porque los que la comparten son la mayoría discreta, sensible, razonable y neutral desdibujada y acallada por unos pocos que gritan, increpan, manipulan y engañan. Y reitero, tanto de un bando como del otro.

     Puesto que se aproximan las elecciones catalanas, mi sugerencia es que reflexionemos sobre ello. Desde una perspectiva lejana, que no nos implique emocionalmente. Si crees que no merece la pena porque tu tiempo vale más, porque piensas que tus convicciones están suficientemente fundadas. Mi petición es que consideres humanizar la situación. Piensa en tus familiares, amigos y allegados. Seguro que entre ellos hay alguno que, como yo, se encuentra atrapado, con el corazón dividido. Es más fácil pensar en caras y ejemplos concretos cercanos a ti que en un objetivo abstracto y con millones de implicaciones. Hazlo por nosotros, por lo que sufrimos. Y recuerda, 1+1 no es 2. La ecuación no tiene otro límite que el que tú estés dispuesto a ponerle. ¿Por qué no aspirar al máximo? ¡Visça España!, ¡Viva Catalunya!


*para mayor información al respecto recomiendo visitar el recién estrenado Museo de la Evolucion Humana (MEH) en Burgos, una joya.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

LA SABIDURIA ADQUIRIDA Y OTROS REFRANES POPULARES

A mi abuela Modesta, una de las personas más listas que conozco, a la que nunca podré agradecer lo suficiente la transmisión de tan invaluable activo.


     Estando en tierras extrañas es cuando más cercanos nos sentimos a lo genuinamente nuestro; es por ello que me he decidido a recolectar una pequeña (pequeñísima, de hecho) muestra de lo que forma parte del conocimiento más básico, y no por ellos menos válido, que sigue siendo aplicable a nuestro día a día a pesar de las inciertas circunstancias y cambiantes tiempos en los que vivimos. Ahí va:


     Ten siempre presente que a quien madruga Dios le ayuda; sin olvidar que no por mucho madrugar amanece más temprano; pues la paciencia es la madre de la ciencia, y hombre precavido vale por dos. Quien con vino se acuesta, con agua se levanta y quien juega con fuego, se quema. Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar. Y piensa que a caballo regalado, no le mires el diente porque más vale pájaro en mano que ciento volando y más vale prevenir que curar. Y a lo hecho, pecho.

     A perro sarnoso todo son pulgas porque siempre se hace leña del árbol caído. De tal palo tal astilla, y si quieres conejera: conejo viejo, coneja nueva. Pero ten cuidado, pues si crías cuervos, te sacaran los ojos. Y ojos que no ven, corazón que no siente; aunque quien bien te quiere te hará llorar.

     El que primero lo huele, entre las piernas lo tiene. Porque al final es mejor llamar al pan, pan; y al vino, vino; sin olvidar que las verdades ofenden, y que sólo los niños y los borrachón dicen las verdades. Así que dime con quién andas y te diré quién eres. De todos es sabido que si la envidia fuera tiña, muchos tiñosos habría; sin embargo, quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija. Aunque a veces son los árboles los que no dejan ver el bosque. Porque el que no quiere ver es como cuando el sabio señala la luna y el tonto se queda mirando el dedo.

     El trabajo dignifica (cuando no mortifica) y puesto que poderoso caballero es don dinero, no compres cosa vieja que no sea teja. La sabiduría no ocupa lugar y no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita; porque la avaricia rompe el saco. Santa Rita, Rita, Rita, lo que se da no se quita y no olvides que es de bien nacido el ser agradecido.

     Donde no hay regla ella sola se pone, y quien hace la ley, pone la trampa. Y aunque pueda ser que en el país de los ciegos el tuerto es el rey, y que de noche todos los gatos sean pardos, aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Y mal empieza lo que mal acaba, porque Dios castiga y no da voces.

     Y si te inquietan los revueltos acontecimientos en que vivimos actualmente, ten presente que después de la tempestad viene la calma, porque no hay mal que 100 años dure. Y de de ello tenemos ejemplos: más se perdió en Cuba y volvieron cantando. Pero si ni aún así encuentras consuelo, pues ve a Dios rogando y con el mazo dando. Y a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga. Que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y colorín, colorado, esta nueva entrada se ha acabado.

lunes, 23 de agosto de 2010

LA CONFIANZA PERDIDA

“Para el que no tiene nada, la política es una tentación comprensible,
porque es una manera de vivir con bastante facilidad” Miguel Delibes


       Hoy, me han sorprendido los resultados de una encuesta publicados en un diario nacional que situaban a los ciudadanos que desconfiaban del Presidente del Gobierno en un 43,1%. Y digo yo, ¿qué han contestado el 56,9% restante?

       Me atrevo a insinuar que los menos polémicos hayan optado por un “no sabe, no contesta” y los más corteses no habrán contestado pensando “pasemos a la siguiente pregunta y tengamos la fiesta en paz”. Pero sigamos con la encuesta que esto no acaba aquí, porque el jefe de la oposición no se ha quedado rezagado, con un 49,5% de ciudadanos que recelan de él.

       Triste panorama político el que vivimos. Con desencanto general, desconfianza en todos los bandos y una amarga certidumbre de que la política es una herramienta cada vez menos eficaz, y los políticos unos líderes poco responsables. Y es que, a mi juicio, el chiringuito político no está bien montado en España: carece de fondo y se echan de menos las formas.

       Stevenson, autor de La isla del tesoro, afirmaba que “La política es quizá para la única profesión que no se considera necesaria ninguna preparación.” Y aunque dicha cita pueda parecer razonable en un afán democrático de hacer accesible la política a cualquier ciudadano, un análisis de la responsabilidad que conlleva el ser político nos revelará que nada más lejos de la realidad. Los políticos deberían ser profesionales. En todas sus acepciones. Por un lado, ejercer una profesión de la que sean expertos y posean amplio conocimiento. Por otro, ejercerla con relevante capacidad y de forma responsable.

       Lo erróneo en este país (y en muchos otros) es entender la política como una profesión en sí misma. No se puede pretender opositar, afiliarse a un partido político e ir subiendo en el escalafón hasta un puesto de responsabilidad sin saber cómo funciona el mundo empresarial en al menos alguna de sus facetas. En esos casos nos encontramos ante dirigentes que son auténticos teóricos de una ciencia de la que desconocen completamente su práctica. Lo que nos deja a un completo ignorante marcando las pautas y caminos a seguir.

       Por otro lado las aspiraciones detrás de la política son por todos conocidas. No se puede negar que, detrás de un idealismo que persigue cambiar el mundo según los principios y creencias de uno, se halla un sentimiento mucho menos honesto y más terrenal que es el acceso al poder. Y se puede llegar a entender, uno es muy libre de tener las aspiraciones que desee. Pero no debemos olvidar que hablamos de dirigir el destino de muchas personas. No puede ser que una persona acceda a la política y una vez allí se llene los bolsillos, se quede enraizado y dirija rumbo a un destino incierto.

       Creo que el camino debería ser otro. Se me ocurre pensar en Arnold Schwarzenegger, gobernador de California, que si bien para muchos no será el ejemplo más acertado, viene al caso que ni pintado. Este señor adquirió considerable fama y fortuna en su carrera dentro del negocio hollywoodiense. Una vez satisfechos sus niveles primarios, parece totalmente lícito intentar saciar otro campo: el del poder. Desde una posición acomodada parece algo más difícil dejarse corromper por una serie de trajes, donaciones, becas, cursos o cacerías.

       No digo que para ser político haya que imponer el tener tres carreras y ser multimillonario. Pero sí creo que ayudaría mucho a mejorar la calidad de la política el que nuestros dirigentes estuvieran formados convenientemente en las materias sobre las que van a gobernar (puesto que por muy espléndidamente formados que estén sus consejeros y capacidades no les falten, los que tendrán la última palabra son los políticos mismos). Además, no estaría de más que el llegar a altas cotas en política no supusiera adquirir un sabroso estatus económico, para que sólo aquellos realmente movidos por un espíritu altruista y puras convicciones fueran los que se vieran movidos a dedicarse a ella. Sin ningún otro tipo de incentivo, no existiría la tentación de echar raíces en el puesto en cuestión.

       Y si no, a las pruebas me remito, ¿qué confianza ofrece a los ciudadanos un Presidente de Gobierno al que un ministro ofrece ponerle al día en economía con “cuatro clases”? No sólo es un insulto a los verdaderos profesionales de la economía, es una clara alerta: “agárrense que vienen curvas”. Y vaya si han venido. Y lo que te rondaré morena.

sábado, 7 de agosto de 2010

LA CRISIS DE LOS HIJOS DE LA DEMOCRACIA

"Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros." Sócrates


   Los nacidos a partir de la década de los 80 en España lo hemos tenido todo. Todos los derechos, todos los privilegios, una vida fácil. Las sufragistas, Martin Luther King, mayo del 68,… guerras ya libradas, objetivos ya conseguidos de los que hemos podido disfrutar desde nuestra más tierna infancia. Entonces, ¿qué nos pasa a los jóvenes?
  
   En menos de un mes, me he encontrado en medio de diversas conversaciones con diferentes amigos, compañeros o conocidos con un factor común. Algo que no podía definir hasta que mi amigo “Deivid” me dio la clave: “Es la crisis de los 30”.

   Hasta ahora, todas las etapas de nuestra vida se explicaban por la persecución de un objetivo concreto que más o menos se iba alcanzando: graduado escolar, FP/BUP, universidad en algunos casos, búsqueda de trabajo y/o pareja… Pero ahora las metas a alcanzar se distorsionan, no son el objetivo tangible al que hemos estado acostumbrados. Y -para nuestra suerte que dirían unos, o para nuestra desgracia que pensarán muchos otros- hemos disfrutado y tenido como ejemplo el estilo de vida, que con muchísimo esfuerzo, han llegado a alcanzar nuestros progenitores: amplios domicilios céntricos, vacaciones aseguradas, escapadas al extranjero, cenas y salidas a los sitios de moda, armarios sin fondo,…

   Ya se sabe, no se valora lo que se tiene hasta que se pierde. Pero cuando lo que se tiene es la única referencia que se ha vivido, cuando ya se ha nacido en lo alto, la caída es inconmensurable. Un salto al vacío, a un precipicio sin fin: puestos de empleo inciertos, salarios mileuristas, hipotecas a 30 años, viviendas a varias decenas de kilómetros del lugar de trabajo, horarios laborales de más de 10 horas diarias… No es nada nuevo. Resignación. Ya sabemos que con algo de esto tenemos que convivir.

   Aún así, no somos los peor parados. Los actuales horarios laborales hacen prácticamente imposible la convivencia entre padres e hijos. Dando como resultado que las nuevas generaciones están siendo criadas y toman como ejemplo no los valores de sus progenitores, si no los de las personas que están a su cargo. En algunas ocasiones con peor formación, culturas diferentes y valores que nada tienen que ver con los de sus propios padres. La infancia es la época que forja el carácter de las generaciones futuras. Lamentablemente, los niños de hoy en día tienen grandes carencias, aunque sus padres no sean conscientes de ello. Porque por intentar proporcionarles lo que ellos no tuvieron, se están privando de darles de lo que sí disfrutaron.

   Sin embargo, el verdadero problema viene cuando miramos al futuro, y a las generaciones que están por venir. De las que, precisamente nosotros, seremos directos responsables. Entre mis allegados, ya existen parejas que desconocen la figura del hermano. Sus retoños, no sólo no sabrán qué significa tener eso, sino que las figuras de tíos y primos también serán ciencia ficción. El panorama no podría ser menos halagüeño si nos centramos en el panorama económico. Cada preciado bebé tendrá que mantener las pensiones de sus 2 padres y 4 abuelos; eso, si todos sus tío-abuelos y parejas correspondientes tuvieran descendencia sobre la que cargar la suya propia. Así que a nuestra lista anterior de retos difusos a los que enfrentarnos, podemos añadir el de una vida laboral hasta pasados los 70 y con una pensión no asegurada.

   No, no hemos pasado hambre durante la guerra, no sufriremos de dolencias físicas por haber empezado a realizar trabajos físicos a los 10 años, ni sabremos lo que es no poder ir a la universidad por tener que hacernos cargo de sacar adelante a nuestra familia, no sabemos los que es ser privado de nuestros derechos fundamentales por razones de sexo, raza o religión. Afortunadamente.
  
   Pero tenemos nuestras propias dolencias. Nuestros sufrimientos han mutado del plano físico al psíquico, y no por eso es menos doloroso o más sencillo. Nos enfrentamos a un futuro más que incierto. Un panorama que no hemos elegido, que nos ha venido impuesto y que tenemos que sufrir. Pero no olvidemos que el agente pasivo lo es hasta que reacciona. Así que preparaos para el combate. No somos víctimas. Esta, es nuestra guerra. La que estábamos esperando.